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THE SCIENCE MODULE OF PERCEPNET PROVIDES PAPERS ON PERCEPTION AND SENSORY SCIENCE BY RESEARCHERS WORKING ON THESE DISCIPLINES

La competencia electrónica de los sentidos humanos
[The electronic competence of human senses]

El desarrollo de sistemas que, de alguna forma, imitan a nuestros sentidos, ha avanzado en los últimos años, a medida que lo hacían las herramientas informáticas y técnicas. Por el momento, existen lenguas y narices electrónicas, y sistemas más o menos rudimentarios de visión. Rafael Medina Carnicer, del Departamento de Informática de la Universidad de Córdoba, presidió la mesa.

La primera ponencia se dejó a manos de Olga Busto, del Departamento de Química Analítica y Química Orgánica de la Universitat Rovira i Virgili que ha desarrollado, junto con su equipo, una nariz electrónica con gran capacidad de discriminación. La nariz que presentó utiliza un sistema de sensores que analizan el espacio de cabeza de varias muestras mediante cromatografía de gases y espectrometría de masas. Con los resultados obtenidos se obtiene una matriz multidimensional de datos que permite observar las diferencias entre las muestras. Los resultados del grupo de Olga Busto, obtenidos a partir del análisis de dos grupos de muestras de vinos, permiten asegurar que el sistema de nariz electrónica que desarrollaron discrimina con gran precisión los vinos de diferente procedencia, tiempo de envejecimiento e incluso los vinos con defectos aromáticos. La clasificación fue además, equiparable a la realizada por un panel de catadores expertos. Esto demuestra las prometedoras expectativas de este tipo de sistemas que podrían ser utilizados en breve como complemento al análisis sensorial.

Del mismo modo, las lenguas electrónicas también se han desarrollado ampliamente en los últimos años. El grupo de Cecilia Jiménez y Francesc Xavier Muñoz, del Instituto de Microelectrónica de Barcelona, trabaja en el diseño de los componentes microelectrónicos de estas lenguas. Actualmente existen dos fabricantes que tienen en el mercado lenguas electrónicas. Ambas se caracterizan por utilizar sensores químicos de baja especificidad pero con un amplio rango de detección. Los datos obtenidos con estos sensores, localizados en membranas lipídicas o de otra naturaleza, se tratan con métodos quimiométricos complejos que permiten establecer un patrón para cada sabor. Las principales ventajas de estas lenguas son que, a diferencia del sistema gustativo humano, no se saturan con el uso, consumen una pequeña cantidad de muestra, son objetivos y dan una respuesta rápida y eficaz. Además, permiten identificar sustancias contaminantes no previstas, que podrían pasar desapercibidas al gusto del catador.

La siguiente ponencia, a cargo de Francisco José Perales, de la Unidad de Gráficos y Visión por Ordenador del Departamento de Matemáticas e Informática de la Facultad de Matemáticas de la Universitat de les Illes Balears, explicó los avances que ha experimentado la visión por ordenador en los últimos años. Visualizar estructuras, gráficos u objetos por ordenador requiere de unas herramientas de software y hardware que ya están disponibles y que permiten por ejemplo, ampliar la visión de tumores, representar diseños de ingeniería o incluso simular el movimiento real de un objeto según sus propiedades físicas y mecánicas. El objetivo de estos sistemas radica en conseguir que la máquina interactúe con el usuario y que éste pueda «ver», «tocar» u «oír» de forma virtual mediante el ordenador.

Concluyó esta mesa, Juan Batlle, de la Universitat de Girona y especializado en el diseño de robots capaces de «percibir» el mundo que les rodea. Estos sistemas son necesarios porqué muchos robots se ven obligados a interactuar con el medio y responder en consecuencia. Batlle dio el ejemplo de un robot para un coche. Éste tiene que ser capaz de distinguir los elementos ambientales: la carretera, el cielo, los árboles… Si el robot es capaz de distinguir los colores característicos de cada uno de los bloques, puede responder en función de la localización del automóvil.

Batlle confiesa que estos sistemas no han llegado a superar ni en un 1/10 000 la capacidad de discriminación humana, pero las numerosas aplicaciones industriales de estos sistemas les auguran un futuro ciertamente prometedor.

En el debate que siguió a la mesa de discusión, los participantes del congreso estuvieron muy interesados en averiguar los límites de detección de todos estos sistemas artificiales imitadores de los humanos. Y desde luego, quedó claro que sus capacidades no son las mismas. Aunque en casos prácticos concretos, y es esto lo que demanda la industria, el umbral de discriminación de por lo menos, lenguas y narices electrónicas, es muy parecido al del ser humano. En el campo concreto de la composición, estos instrumentos electrónicos van a ser un serio competidor de los órganos sensoriales humanos.


 

[+CIENCIA]
2/07/02
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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