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Ciencia

THE SCIENCE MODULE OF PERCEPNET PROVIDES PAPERS ON PERCEPTION AND SENSORY SCIENCE BY RESEARCHERS WORKING ON THESE DISCIPLINES

Un ensayo sobre la tipología de las formas de transmisión olfativa familiar (2ª parte)
[Un essai de typologie des formes de la transmission olfactive (familiale): 2ième partie.]

Olivier Wathelet
Universidad de Niza-Sophia Antipolis, Niza, Francia
Miembro del LAMIC (Laboratorio de Antropología: Memoria, Identidad y Cognición social)

En un número precedente de Percepnet (Nº 48), habíamos propuesto y desarrollado un conjunto de hipótesis con relación a las modalidades de la transmisión familiar de un patrimonio olfativo.1 Éstas tenían por objeto situar en perspectiva algunos estudios y paradigmas presentes en antropología, tanto en el ámbito de los mecanismos de la producción y de la transmisión de los conocimientos, como en el campo de una antropología sensorial propiamente dicha. Los datos que hemos recapitulado desde entonces consolidan nuestro programa inicial que pretendemos discutir en las siguientes líneas.

Complicación de la metodología de la investigación

Ya habíamos evocado anteriormente la dificultad con la que nos encontramos al iniciar el trabajo, dejando atrás un cierto «silencio olfativo», superado gracias a entrevistas semi-dirigidas entre la población francesa.2 También, hemos aumentado el corpus de datos siguiendo estos dos métodos principales: por un lado, la recogida de las referencias olfativas en los textos de la literatura francófona3 y por otro lado, la retranscripción de intercambios obtenidos de foros de discusión en Internet, prestando especial atención a los olores domésticos,4 lo que justifica su utilización en la forma en que viene haciéndose. Sin embargo, todavía estamos lejos de poder sustituir el análisis sensorial por el análisis cromatográfico de aromas.

El objetivo es paliar esta laguna inherente a la técnica de la entrevista: los datos conductuales evocados son escasos. Nos hemos dado cuenta, una vez más (Schaal, 1998), de que la materia de la memoria olfativa rebela para muchos anécdotas y de hecho, es difícilmente accesible a la recopilación por parte de esta memoria, excepto en algunos sujetos «expertos» que tienen desarrollada una atención a los olores que se manifiesta en un discurso ya organizado. Los otros dos métodos que hemos desarrollado están, en cambio, más capacitados para dar cuenta de ciertos sucesos puntuales, sobre todo en lo que se refiere a la cantidad de material accesible de este tipo, aumentando nuestras posibilidades de recopilación.

Otra ventaja del enfoque, es la validez ecológica de estas informaciones. Sin estar suscitadas por el investigador, son las manifestaciones concretas de transmisión (y/o producción) de conocimientos entre individuos con o sin parentesco, cuya importancia cuantitativa, sin ser realmente una sorpresa, confirma lo que pensábamos sobre el lugar no despreciable del olfato en lo cotidiano para los sujetos franceses. Así mismo, existe una tercera ventaja: estos datos rinden cuenta de las modalidades horizontales5 de la transmisión cultural, por lo cual nuestra investigación mediante entrevistas subraya la importancia en la dinámica de la transmisión familiar.

Formas de transmisión: ensayo de tipología

Recordemos ante todo, que no se debe confundir educación y socialización. La segunda noción reenvía a la interiorización más o menos tácita de reglas, valores y conocimientos, mientras que la primera hace referencia a un ámbito explícito en el que la información es voluntariamente transmitida y formalizada con este fin entre dos individuos de estatus desiguales en términos de dominio de esta información.6 Si ciertos antropólogos han podido responder a la existencia de educaciones sensoriales y olfativas (Le Breton, 2006; Howes, 2003), lo han hecho ante todo sobre la base de pruebas directas: la existencia de diferencias interculturales y la observación de algunas prácticas compartidas entre niños y sus padres. Las formas de educaciones olfativas propiamente dichas, son en ellas mismas escasas —aunque reales— y relativamente marginales, teniendo en cuenta la naturaleza y la importancia cuantitativa de conocimientos olfativos. Todo ello lo confirma nuestro material en el terreno europeo. También prestaremos atención a los procesos de socialización, más difusos en el espacio y el tiempo, pero también más difícilmente aprehendidos por los informadores.

Tres procesos de aprendizaje

Las investigaciones llevadas a cabo por «profesionales del olfato» ponen en perspectiva tres procesos básicos de transmisión y producción de conocimientos olfativos no autobiográficos (Candau y Jeanjean, 2006). Éstos también intervienen en el ámbito de la transmisión familiar:

a. La estabilización de un vocabulario.
Durante las entrevistas, algunas formas verbales tienden a aparecer más regularmente, subrayando en concreto la influencia de dos dominios semánticos: el de la «degustación» (nota, nariz, aroma, etc.) y el de la «perfumería» (notas florales, dulces, etc.). Ahora bien, estos dominios de actividades constituyen objetos de discusiones relativamente frecuentes entre parientes. Por otra parte, hay que remarcar un cierto número de expresiones que señalan idiosincrasias familiares en el ámbito de compartir una memoria de sucesos, de lugares, de personas, etc.

b. La repetición de las percepciones dirigidas.
«Huele, ¡verás que rico!» Orientar la atención es una estrategia regularmente utilizada, especialmente en las diferentes tareas de control de las cualidades olfativas de nuestro entorno. El proceso recae en nuestros informadores sobre la hipótesis de una facilitación progresiva de los mecanismos de reconocimiento y de verbalización. Cabe precisar que estas conminaciones vienen a menudo acompañadas de una apreciación hedónica, así como de una descripción, incluso un resumen, de la fuente olorosa.

c. La contextualización de las percepciones.
Esta puesta en contexto es primordial en la producción de relaciones preferenciales entre modalidades sensoriales así como entre actividades y gamas olfativas. En este sentido, debemos resaltar la frecuencia de las inferencias realizadas entre percepciones y contextos ecológicos, con el fin de resolver los problemas domésticos cotidianos. Si el proceso en sí mismo es individual, moviliza generalmente unos recursos no olfativos adquiridos en el contexto familiar.

A estos tres procesos centrales, nos gustaría añadir otros dos, a saber la posibilidad de una harmonización de las emociones y de las memorias domésticas familiares. Si la jerarquía hedónica es un hecho masivo de la percepción olfativa, su análisis se orienta generalmente en el sentido de una reactividad espontánea de los sujetos, de tipo pre-conceptual desde su condición (y no como resultado) de formas de reparto. Ahora bien, hay que tener en cuenta que nuestros datos muestran que por una parte, las propiedades emocionales de los olores percibidos poseen un carácter indeterminado, restableciendo tensiones entre distintas orientaciones hedónicas. Por otra parte, existen, sobretodo en la intimidad, muchos olores que, si bien son fisiológicamente apreciados, revelan tabúes y prohibiciones que los convierten automáticamente en «malos». También, sobre la base de datos de que disponemos, establecemos la hipótesis de una gestión familiar de respuestas emocionales a los olores, en su expresión y su contenido al mismo tiempo. Ésta, finalmente, se manifiesta diferencialmente en ciertos olores, entre «todos los sabores existen en la naturaleza» y la interdicción formal de oler de manera distinta: «¡oh no, sinceramente esto apesta!».

En cuanto a esta memoria doméstica (sensorial) familiar, tomada de apuestas identitarias complejas, se basa en el hecho de compartir, orientado y obligado en cierta medida por referencias familiares dónde la integración de las memorias singulares autobiográficas está controlada y es ejercitada (Rautenberg, 2002). El pasado autobiográfico ocupa un lugar importante, aunque su inscripción en el modo de la evidencia no significa, sin embargo, una congruencia natural entre relatos singulares de miembros de una misma familia. De nuevo, el discurso anecdótico, la evocación en el momento de una percepción olfativa, participa de todas sus construcciones, al menos potencialmente, discutibles por aquellos que supuestamente deben garantizar su transmisión, lo que parece estar especialmente presente en las situaciones de migración actuales. Entre la búsqueda de filiación y el rechazo de un modelo cultural parental, las narraciones tomarán un rumbo distinto.

Dos entradas suplementarias en el tesauro de la transmisión

a) La cuestión de la estética:

En la frontera entre emoción y conceptualización, la estética es un campo complejo que necesitamos movilizar en el contexto de los olores. Pensamos, evidentemente, en los perfumes que son aprehendidos de este modo en el día a día según diferentes principios: preferencia por una marca, por un modelo olfativo (floral, dulce, ligero, natural,...), etc. Pero estas evaluaciones también funcionan en relación con otras modalidades sensoriales: nos pondremos este perfume con este color de ropa, en este momento del día, con este tiempo, etc. Más allá de los perfumes en sí, hay una gran gama de olores domésticos que se estructurará, en el discurso práctico, según las referencias de «bello» (y no solamente de «bueno»), y para los cuales es necesaria una teoría estética que movilice conocimientos sensoriales y conocimientos de modalidades aceptadas y compartidas de lo que es bello. Según nuestro conocimiento, no es la categoría de fuente olorosa lo que impide este tratamiento estético.

b) Artefactos olorosos:

Muchas cosas del mundo tienen propiedades olorosas y las conservamos por esta propiedad. Ropa, peluches, juguetes, envases de perfume, flores secas que perfumamos regularmente, etc. Todas ellas las conservamos durante porciones variables de la vida de los individuos, a veces trasmitidas voluntariamente, o recuperadas y movilizadas según esta propiedad que anteriormente no había sido resaltada.

¿Conclusión?

Este rápido panorama que, precisémoslo de antemano, habrá dejado a un lado las prácticas de producción de entornos olfativos, aunque importantes, subraya el papel de las expresiones verbales en el ejercicio de una estructuración de las percepciones, cuando hasta la naturaleza y la orientación de ésta no se manifiestan de entrada en el vocabulario. Así pues, hemos remarcado que la presencia de un olor, con más razón en el entorno íntimo del espacio doméstico, será objeto de discusiones, más o menos elaboradas, en donde el elemento olfativo se tendrá en cuenta, polarizado emocionalmente, y unido a una serie de experiencias a propósito de la cual otros conocimientos están disponibles y son actualizables. Por eso hemos resaltado la importancia de los procesos de indiferencia en la producción de conocimientos olfativos, movilizando estos recursos a priori ajenos a esta modalidad sensorial.

Por otro lado, no debemos dejar de resaltar lo mucho que estos mecanismos y las elaboraciones conceptuales y perceptivas que éstos necesitan, revelan una gran variabilidad interindividual. Sin embargo, no deduciremos que no pueda existir una cultura olfativa. Disponemos de suficientes elementos para poder afirmar lo contrario con seguridad, pero sí que ésta cultura común apunta más a un «vivir juntos» que a un «vivir igual». Y por esta razón, estudiar el olfato humano resulta un desafío fascinante para las ciencias sociales.

En un corto espacio de tiempo, esperamos afinar nuestro modelo, organizando en una arquitectura más fina el tipo de conocimiento olfativo movilizado/creado, las modalidades de su transmisión (comunicación, acción sobre el entorno, etc.) y la naturaleza de las relaciones sociales entre comunicantes. Podemos de ahora en adelante resaltar algunos de estos canales preferenciales de la transmisión:

a) el entorno olfativo construido y aprehendido, situado a menudo en el centro del proceso de producción de conocimientos olfativos.

b) las relaciones madres-hijos (e hijas, con más razón que el desfase normativo existente entre géneros) son un eje privilegiado. Las relaciones con el padre parecen más de tipo técnico y puntual. De él, guardaremos un recuerdo de algunos olores característicos (a menudo una actividad de bricolaje, jardinería, una pipa, etc. o sea más puntuales) o de conocimientos precisos transmitidos (aprender los olores de licores, por ejemplo). Igualmente, en el ámbito normativo, las madres parecen más activas.

c) los abuelos también intervienen puntualmente, pero nunca serán evocados como fuentes de conocimiento explícitos. Son más bien nuevos contextos ecológicos los que son descubiertos y, a partir de ahí, se pueden construir nuevas inferencias: a propósito de «olores de viejos» y algunas actividades más. En contadas ocasiones, algunas formas de conocimientos específicos han sido evocadas (reconocer plantas por su nombre, hacer licores caseros, etc.).

d) finalmente, los hermanos y hermanas son compañeros importantes. Como para las relaciones extra-familiares de la misma franja de edad, comparten muchos recursos, valores y referencias olfativas, básicamente por el juego, las discusiones estéticas, etc. En el estado actual de nuestros datos, planteamos la hipótesis de un papel esencial de éstos y de los parientes que a la vez refuerzan/suavizan lo que establecen los padres, pero también aportan material nuevo que llegará a iniciar una mecánica de transmisión inversa, es decir, el niño enseña a sus padres (por ejemplo algo de cocina, cosas domésticas, etc.). Acabaremos precisando que este doble proceso de transmisión vertical, en relación con los procesos horizontales, es a ciencia cierta una llave al mismo tiempo de la dimensión estática y dinámica de las culturas olfativas familiares.

Bibliografía:

Candau, J. y Jeanjean, A.: «Des odeurs à ne pas regarder…»; Terrain 2006, 47: 51-68.

Howes, D.: Sensual relations. Engaging the senses in culture and social theory. Ann Arbor, University of Michigan Press 2003.

Ingold, T.: «Apprentissage», en Bonte, P. y Izard, M. (dir.): Dictionnaire de l’ethnologie et de l’anthropologie. 2000, 764-6.
Trad. Esp: Diccionario de etnología y antropología. Ed. AKAL, S.A.

Le Breton, D.: La saveur du monde. Une anthropologie des sens. Paris, Métailié 2006.

Rautenberg, M.: La rupture patrimoniale, Grenoble, A la croisée 2002.

Schaal, B.: «Les fonction de l’odorat en société: le laboratoire et le terrain», en Le Breton, D.; Mechin, C. y Bianquis-Grasser, I. (dir.): Anthropologie du sensoriel. Les sens dans tous les sens. Paris, L’Harmattan 1998, 35-59.

Notas

1 «¿Cuánto olfato debemos otorgarle a la antropología? Acerca de la transmisión de un patrimonio olfativo (1ª parte)», aparecido en la red el 30 de diciembre de 2005, en la edición nº 48 de Percepnet.

2 A día de hoy, se han hecho casi cuarenta entrevistas, reuniendo en la medida de lo posible individuos emparentados (padres e hijos, hermanos y hermanas, abuelos y nietos, cónyuges).

3En alguna ocasión, este corpus contiene también novelas extranjeras traducidas al francés. El conjunto se sitúa, en general, entre finales del s. XIX y la primera mitad del s. XX. 400 obras han sido tratadas a día de hoy, el doble están en proceso. Cabe destacar que la constitución de este corpus, además del respeto por la lengua francesa, es un tributo a su numeración, etapa previa necesaria a la continuación de este trabajo, y por la cual dependemos de la buena voluntad de instituciones de la red. Sobre la validez ecológica de este tipo de datos, estamos preparando un artículo más completo. Nuestra argumentación se basa en la noción de pertinencia. Los acontecimientos olfativos descritos, aunque imaginados, son aceptados como tal por el lector debido a su fidelidad potencial a la realidad (en base a estos conocimientos, del tipo que sean, de esta realidad). Los casos de disonancia también son interesantes, ya que, del mismo modo, hacen referencia a una definición previa de la realidad.

4Se han transcrito más de 900 discusiones. Nuestro punto de partida de investigación son los términos «olor» y «perfume», ya que son mayormente los más corrientes y accesibles al análisis. Sobre esta base, recogemos el conjunto de sucesos evocados que hacen referencia a las percepciones olfativas, sus causas y sus consecuencias.

5Por transmisión horizontal entendemos las modalidades de transferencia de conocimientos entre individuos de la misma generación. Se opone a la noción de transmisión vertical, intergeneracional y que implica solamente a individuos emparentados.

6«Aunque los adultos encargados de enseñar a los jóvenes puedan imaginarse que la educación consiste en una transmisión de saber y de valores de quienes saben más hacia los que saben menos, queda la base de conocimiento de una cultura que ha experimentado una regeneración continua en el seno de los contextos de aprendizaje» (Ingold 2000: 765)

 

[+CIENCIA]
19/10/06
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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