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THE EDITORIAL SECTION PROVIDES MONTHLY COMMENTS AND REFLECTIONS ABOUT SENSORY SCIENCES BY PERCEPNET EDITORS AND CONTRIBUTORS

La nueva antropología de los sentidos
[The new anthropology of the senses]
Disponemos de numerosos estudios que confirman algo que está al alcance de nuestra intuición: la percepción sensorial no es sólo un acto físico, es un proceso cultural. De forma concisa, nuestros sentidos no son simples sensores físicos, son vías especialmente sensibles a valores culturales. Mensajes en formatos como el habla, la escritura, la música o la pintura contienen información que no es descifrable sin las correspondientes claves culturales.

Sin embargo, la interpretación cultural de la percepción sensorial no se produce en un estadio posterior a la percepción física, sino que mediatiza todas las etapas del proceso.

Para empezar, la misma identificación de los sentidos varía según las culturas y su historia. En la cultura occidental ha habido un proceso histórico de discriminación y singularización de los sentidos que, partiendo de estadios en los que gusto y tacto se han encontrado indisolublemente relacionados, ha llegado hasta una estructura de cinco sentidos con supremacía audiovisual. Sin embargo, este paisaje sensorial resultante no puede generalizarse a todas las culturas.

Conocer cómo construyen la realidad los distintos grupos humanos a través de los sentidos es competencia de la antropología sensorial, una disciplina que se interesa por la configuración que adopta la experiencia sensorial en cada cultura, según el significado preciso que se atribuye a cada uno de los sentidos (identificados como tales) y la preeminencia que en la representación de la realidad se les confiere.

La antropología sensorial tiene, además, entre sus objetivos establecer en qué forma las distintas estructuras sensoriales se expresan en la organización social de cada grupo y en los lazos afectivos e intelectuales que los individuos de una determinada cultura establecen entre ellos, con el entorno próximo y con el cosmos.

Si bien los estudios de antropología sensorial más consistentes se realizaron durante los años noventa y se centraron en el estudio de grupos culturales en el sentido clásico del término, actualmente existen propuestas que incluyen el estudio de movimientos sociales generados en las interfaces culturales de las grandes metrópolis. Fenómenos que incluyen no sólo los aspectos de carácter biológico y social de los seres humanos, sino también ingredientes de carácter profesional, comunicacional y de comportamiento, inducidos por el consumo y el mercado.

La sociedad actual tiene ante sí una gran diversidad de estímulos sensoriales, la mayoría con claves culturales, generados por la propia sociedad. Y, paralelamente, la diversidad en el procesamiento de esa ingente cantidad de información produce también una gran riqueza en cuanto a posibles arquitecturas de la realidad, que se afianzan y divergen en la medida que se alimentan de estímulos específicos, seleccionados según demanda.

Hasta el momento, la tecnología, que ha sido la fuente casi providencial de estímulos, ha producido todo cuanto ha permitido su capacidad de innovación, sin más precisión en sus objetivos que las gotas de un aguacero. Sin embargo, el coste de esa producción masiva e indiscriminada comienza a ser cuestionado por los innovadores que pretenden conocer la estructura de la sociedad a la que se dirigen antes de empezar a producir.

Es por ello que la antropología sensorial empieza a abrirse camino en los grupos de diseño de los nuevos bienes y servicios, que empiezan a reclamar «más antropólogos y menos ingenieros»1 en sus redes de creación.


1 Castells, M.: «¿Ingenieros o antropólogos?», La Vanguardia 19/03/2005.

 

[+EDITORIAL]
18/05/05
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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