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THE EDITORIAL SECTION PROVIDES MONTHLY COMMENTS AND REFLECTIONS ABOUT SENSORY SCIENCES BY PERCEPNET EDITORS AND CONTRIBUTORS

Ecología sensorial
[Sensorial ecology]

Los sistemas sensoriales biológicos más evolucionados podrían constituir, a efectos del estudio de su dinámica y funcionalidad, ecosistemas consolidados. Así lo sugieren la riqueza y diversidad de sus receptores, líneas de comunicación, interacciones informacionales y la especialización de sus componentes.

La complejidad que presenta su estructura, con amplias zonas aún por interpretar, constituye el primer referente en la tarea de dar una respuesta coherente a la necesidad de generar y gestionar un modelo de realidad, útil al organismo propietario del complejo sensorial. Una realidad que no deja de ser consecuencia de la evolución de los correspondientes balances de materia, energía y, por encima de todo, de información que genera tal ecosistema.

Al igual que cualquier otro sistema abierto, está expuesto a las inestabilidades y oscilaciones habituales y, por su carácter ecológico, también a sufrir los rigores de la contaminación. Específicamente, la contaminación sensorial. Un fenómeno de definición todavía confusa que supone la presencia en el sistema de impulsos en forma molecular o de radiación no detectables por los receptores o que se encuentren en concentraciones que impidan su normal procesamiento y desaparición. En tales sistemas sensoriales, sin embargo, hay un causa especialmente perniciosa de contaminación: se trata de la presencia continuada de impulsos que, o bien requieran un esfuerzo de procesamiento desproporcionado respecto de la información obtenida de ellos, o bien contengan informaciones sensoriales previsibles, triviales, con aportaciones escasas al sustrato de experiencias rentables, también, percepciones inapreciables, redundantes, de perfil simple. Su presencia continuada desencadena una fatiga en el procesamiento, que no se ve «premiada» por la recompensa de un caudal de información.

Conocemos los efectos negativos de la falta de flujo informacional en el sistema neurológico, en especial sobre el sistema sináptico y, consecuentemente, la pérdida de riqueza en el entramado que genera la realidad. Este deterioro es fácilmente observable en los animales superiores, pero tiene una especial incidencia en humanos, en calidad de grandes consumidores de información.

Puede que sea innecesario plantear ejemplos de cómo se produce la contaminación sensorial en humanos, y las nefastas consecuencias que se derivan de ella, a nivel individual y social, por la manifiesta falta de consistencia y estructura de la realidad obtenida en tales condiciones. Será suficiente, sin embargo, en esta primera toma de contacto con el fenómeno, poner énfasis en la creciente antropomorfización de los estímulos sensoriales que bombardean nuestra superficie sensorial a diario. Una antropomorfización que empieza a ser sinónimo de estímulo hueco, baja densidad informacional y procesamiento ímprobo.

 

[+EDITORIAL]
19/10/06
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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