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THE EDITORIAL SECTION PROVIDES MONTHLY COMMENTS AND REFLECTIONS
ABOUT SENSORY SCIENCES BY PERCEPNET EDITORS AND CONTRIBUTORS
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Semántica sensorial y comunicación
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[Sensory semantics and communication]
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Podemos dar por
establecido (*) que la semántica sensorial impone un
continuo ejercicio de significación de las señales recibidas (estímulos, para
nuestros sentidos), lo que nos ha convertido, en tanto que mamíferos
evolutivamente favorecidos, en expertos descifradores de vías metabólicas cuyos
componentes aparecen invadiendo el entorno.
Es cierto que alimentamos
nuestra biología con moléculas, pero eso no es todo, no podemos concluir
que nos limitamos a ingerir especies
moleculares, ni tan sólo que las «leemos». De hecho, las interpretamos, lo que
nos acerca satisfactoriamente a la teoría de la información: todos nuestros
sentidos (y no sólo la vista y el oído) reciben mensajes cuyo contenido, una
vez descifrado, es mucho más relevante que el rendimiento de su soporte
energético o material.
Colores y sonidos,
componiendo imágenes y palabras se alinean en nuestro cerebro con pasmosa
coherencia para revelarnos su significado. Sin embargo, aromas, sabores y
texturas se suceden ante nuestros sentidos y nuestro complejo neuronal sin que
consigamos todavía hilvanar un mensaje tan claro y coherente, aunque una de
nuestras habilidades sea entretenernos en apreciar y comparar cada uno de sus
componentes.
A falta de establecer si
esa actividad es, precisamente, comunicacional, tenemos suficientes elementos
ya para determinar que nuestro complejo sensorial es, en sentido extenso, un
complejo comunicacional. Ello significa que establecemos modelos sensoriales
basados en los contenidos informacionales que recibimos, incluso con nuestros
sentidos proximales (olfato, gusto y tacto epitelial). Modelos que servirán de
referentes para acumular y gestionar nuestra experiencia sensorial.
A un observador
perspicaz, sin embargo, no se le escapa que los seres humanos no hemos
desarrollado (al menos en las culturas conocidas) códigos de complejidad que
nos permitan saborear un manjar como un concierto de piano, ni «leer» un
perfume como las noticias de la mañana. Aunque todo parece indicar, e
información no nos falta, que la dinámica evolutiva (**)
nos conduce hacia ello.
(*)Ver «Semántica sensorial y tarjetas de visita», Percepnet,
julio del 2003.
(**) Ver «¿Fue primero el color o la palabra?», Percepnet,
octubre del 2003.
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