The
Book of Touch pone el dedo en la llaga de la cultura
sensorial ahondando en la vida social del tacto, uno de nuestros
sentidos vitales más elusivos. Desde las torturas infligidas
por la Inquisición hasta los masajes reconfortantes
de la hidroterapia, y desde las terapias táctiles de
la medicina oriental hasta la «tactilidad» virtual
del ciberespacio, The Book of Touch, de Constance
Classen, antropóloga y autora de otro referente en
el campo —Worlds of Sense: Exploring the Senses
in History and Across Cultures—, nos ofrece una
verdadera peregrinación a territorios del tacto, tanto
familiares como extraños, siempre sorprendentes por
su lúcida perspectiva.
Como puede verse habitualmente en la prensa, la cultura táctil
implica abrazos pero también empujones, la cultura de la religión
y la cultura de la política, los valores del individuo y los
valores grupales, entre otros muchos factores. Con todo, en
el mundo académico el tacto ha pasado, a menudo, prácticamente
desapercibido. Como el aire que inhalamos, el tacto se ha
dado por garantizado, como hecho fundamental de la vida, un
medio para la producción de actos significativos, más que
como acto significativo en sí mismo. Entramos en un terreno
en parte desconocido cuando nos preguntamos: ¿Qué historias,
qué políticas y qué revelaciones han animado la vida social
del tacto? ¿Cómo nos comunicamos a través del tacto? ¿Cuáles
son las dimensiones culturales del placer y del dolor? ¿Las
mujeres y los hombres habitan nichos táctiles diferenciados?
Esto no implica que hasta ahora no se haya desarrollado trabajo
de campo en este ámbito de estudio. Las numerosas contribuciones
a The Book of Touch indican lo contrario. En años
recientes, un grupo destacado de investigadores han abanderado
la tendencia a proporcionar análisis completos de la cultura
visual y han aplicado estos métodos a aspectos concretos de
la cultura del tacto. El sentido del tacto empezó a ocupar
su lugar, al menos en la avanzadilla de la investigación antropológica,
gracias al trabajo de filósofos franceses de finales del siglo
pasado. De aquí, entró a ser ámbito de trabajo de eruditos
con proyectos de investigación propios. Francia ha tenido
un papel preponderante al dotar al tacto de un estatus respetado
en los círculos académicos. Sin embargo, no se ha emprendido
todavía ninguna tentativa con el objetivo de un amplio acercamiento
al tema del tacto. El acierto de The Book of Touch,
en consecuencia, es evidente: proporciona algunas de las bases
para la construcción de una historia cultural del tacto, uniendo
material relevante de una muy diversa variedad de fuentes.
Como la construcción de un edificio conceptual, The Book
of Touch invita a manipular y reordenar continuamente.
Los ensayos que lo constituyen se agrupan en nueve secciones,
aunque algunos de los escritos que se sitúan en un bloque
podrían perfectamente encontrar alojamiento coherente en otro
de los propuestos.
Cada una de estas secciones del libro se centra en una cualidad
básica o función del tacto en el ámbito cultural, desde el
rol que tiene en la comunicación hasta el control social del
tacto, pasando por las múltiples vías que le afectan desde
la tecnología. Ninguno de los apartados del libro está dedicado
a la kinestesia y, sin embargo, ésta es una noción
que continuamente está presente y recorre todos los ensayos
del libro. El tacto, en realidad, depende del movimiento para
su completa expresión, tanto en la caricia como en la punzada.
La sección del «Uncommon Touch» explora experiencias poco
usuales, y se acerca al tacto incluyendo una llamada al dolor
del «miembro fantasma» tal como se concebía en el s. XIX y
otra desde el s. XX para la creación de un arte táctil. Juntas,
estas contribuciones nos obligan a pensar en el tacto de nuevas
maneras y a hacerlo no simplemente alrededor de él.
La historia del tacto, tal como se presenta en The Book
of Touch, está tejida por numerosas hebras. Los ensayos
que se ocupan de tiempos pasados de la historia occidental
describen una época en que el tacto era un medio esencial
para la interacción con el mundo, cuando el besarse en sociedad
era universal, el combate mano a mano dominaba las estrategias
bélicas, el tacto era un medio curativo reconocido, y los
comensales sumergían sus dedos en los platos comunales. Al
incorporarnos al período moderno encontramos muchos de estos
usos anteriores del tacto circunscritos, al mismo tiempo que
la vista se promueve como manera civilizada y racional de
referirse al mundo y relacionarse con él. Sin embargo, como
describe John Crowley en su ensayo, durante el período moderno
también observamos una cultura del confort que progresa y
en la cual el sentido del tacto se resguarda y se cuida cada
vez más. Otros escritos evidencian también las maneras mediante
las cuales el sentido del tacto se ha reconducido en paralelo
al progreso y a la modernidad.
Las dos secciones del libro que tratan el concepto de género
y tacto no pretenden una cobertura comprensiva del tema, sino
que se esfuerzan en examinar históricamente las cuestiones
clave en la construcción cultural de identidades táctiles
masculinas y femeninas. Classen comenta que los temas centrales
del trabajo de las mujeres y de la sociabilidad de los hombres
emergieron mientras ella recopilaba material referente al
género y al tacto. Sorprendentemente, estos temas contrastan
con la asunción generalmente establecida de que los hombres
se orientan hacia el trabajo mientras que las mujeres están
especialmente predispuestas al trato personal, demostrando
posibilidades en que los casos contrarios son perfectamente
válidos y correctos.
Dado que la investigación cultural del tacto es un campo
académico emergente y que el tacto, a menudo, ha estado ausente
en temas en los que debería jugar un papel central (como la
sexualidad), Classen probablemente no ha sido capaz de encontrar
todos los ensayos que le hubiesen permitido cubrir el amplio
abanico de materias que deseaba tratar. Sin embargo, y como
compensación, presenta un gran número de contribuciones destacadísimas
y que ofrecen aproximaciones novedosas, atractivas y de calidad,
al papel ejercido por el tacto en la cultura.
Mientras que los ensayos contienen la sustancia del libro,
mucha de la esencia de The Book of Touch transpira
a través de las rendijas que representan los extractos y citas
entre las piezas. Estos extractos se han extraído de obras
clásicas y contemporáneas por su capacidad de transportar,
con sólo algunas palabras potentes, la diversidad de comportamientos
con que los seres humanos son capaces de interactuar entre
ellos y con el mundo a través del tacto. Como el musgo en
los bloques de una pared de piedra, estos extractos sujetan
y amoldan la estructura circundante, agregando interés y vitalidad
al conjunto. También hacen que The Book of Touch
sea un libro referente así como una antología. Más que intentar
tejer las numerosas cuentas en una narrativa continua, como
en un texto estándar, Classen las deja estáticas para animar
al lector a que cree sus propias aproximaciones al significado,
suplantando o complementando los pedazos presentados con material
de su conocimiento y experiencia.
Dado el énfasis puesto en la experiencia cultural, The
Book of Touch no ofrece una información científica de
relevancia sobre el tacto. Classen opina, sin embargo, que
el intento de explicar la cultura táctil mediante modelos
científicos es más informativo de la cultura de la ciencia
que de las bases científicas de la cultura. Probablemente,
un libro del tacto escrito por científicos —en lugar de antropólogos
y sociólogos— hubiese sido muy diferente, aunque en ningún
momento enfrentado al actual.
Otro aspecto destacado del libro es la representación que
incluye de las concepciones del tacto en culturas no occidentales.
Occidente no puede presumir de tener la última palabra en
este ámbito cuando son tantas las tradiciones táctiles notables
que se observan en el mundo. La noción de una historia cultural
del tacto, de hecho, implica la existencia de una antropología
cultural del tacto, y por tanto, si el tacto tiene una historia
cultural, éstas deben ser muchas y variables en paralelo a
cómo varían las culturas. Esta diversidad surge en The
Book of Touch de toda una gama de ensayos y extractos
llamativos que exploran temas como la experiencia del dolor,
la «tactilidad» de género, el cuerpo conquistado, y la terapéutica
táctil a través de las diferentes culturas.
Un buen libro del tacto no sólo debe marcar al lector, debe
dejar una impresión íntima y perdurable. Esto es algo que
consigue The Book of Touch. La temática global del
libro es la elaboración cultural del tacto, pero en su interior
radica la experiencia personal de los individuos, y es esta
vibrante base la que le otorga capacidad de impactar (y acariciar)
al lector.
Más información:
Constance Classen (ed.): The Book of Touch, Berg
Publishers, Sensory Formations Series, Nueva York, 2005. ISBN:
978 1 84520 059 6.