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«Tocados» por un libro
[Being touched by a book]
Emili González-Pérez
Rubes Editorial
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The Book of Touch pone el dedo en la llaga de la cultura sensorial ahondando en la vida social del tacto, uno de nuestros sentidos vitales más elusivos. Desde las torturas infligidas por la Inquisición hasta los masajes reconfortantes de la hidroterapia, y desde las terapias táctiles de la medicina oriental hasta la «tactilidad» virtual del ciberespacio, The Book of Touch, de Constance Classen, antropóloga y autora de otro referente en el campo —Worlds of Sense: Exploring the Senses in History and Across Cultures—, nos ofrece una verdadera peregrinación a territorios del tacto, tanto familiares como extraños, siempre sorprendentes por su lúcida perspectiva.


Como puede verse habitualmente en la prensa, la cultura táctil implica abrazos pero también empujones, la cultura de la religión y la cultura de la política, los valores del individuo y los valores grupales, entre otros muchos factores. Con todo, en el mundo académico el tacto ha pasado, a menudo, prácticamente desapercibido. Como el aire que inhalamos, el tacto se ha dado por garantizado, como hecho fundamental de la vida, un medio para la producción de actos significativos, más que como acto significativo en sí mismo. Entramos en un terreno en parte desconocido cuando nos preguntamos: ¿Qué historias, qué políticas y qué revelaciones han animado la vida social del tacto? ¿Cómo nos comunicamos a través del tacto? ¿Cuáles son las dimensiones culturales del placer y del dolor? ¿Las mujeres y los hombres habitan nichos táctiles diferenciados?

Esto no implica que hasta ahora no se haya desarrollado trabajo de campo en este ámbito de estudio. Las numerosas contribuciones a The Book of Touch indican lo contrario. En años recientes, un grupo destacado de investigadores han abanderado la tendencia a proporcionar análisis completos de la cultura visual y han aplicado estos métodos a aspectos concretos de la cultura del tacto. El sentido del tacto empezó a ocupar su lugar, al menos en la avanzadilla de la investigación antropológica, gracias al trabajo de filósofos franceses de finales del siglo pasado. De aquí, entró a ser ámbito de trabajo de eruditos con proyectos de investigación propios. Francia ha tenido un papel preponderante al dotar al tacto de un estatus respetado en los círculos académicos. Sin embargo, no se ha emprendido todavía ninguna tentativa con el objetivo de un amplio acercamiento al tema del tacto. El acierto de The Book of Touch, en consecuencia, es evidente: proporciona algunas de las bases para la construcción de una historia cultural del tacto, uniendo material relevante de una muy diversa variedad de fuentes.

Como la construcción de un edificio conceptual, The Book of Touch invita a manipular y reordenar continuamente. Los ensayos que lo constituyen se agrupan en nueve secciones, aunque algunos de los escritos que se sitúan en un bloque podrían perfectamente encontrar alojamiento coherente en otro de los propuestos.

Cada una de estas secciones del libro se centra en una cualidad básica o función del tacto en el ámbito cultural, desde el rol que tiene en la comunicación hasta el control social del tacto, pasando por las múltiples vías que le afectan desde la tecnología. Ninguno de los apartados del libro está dedicado a la kinestesia y, sin embargo, ésta es una noción que continuamente está presente y recorre todos los ensayos del libro. El tacto, en realidad, depende del movimiento para su completa expresión, tanto en la caricia como en la punzada. La sección del «Uncommon Touch» explora experiencias poco usuales, y se acerca al tacto incluyendo una llamada al dolor del «miembro fantasma» tal como se concebía en el s. XIX y otra desde el s. XX para la creación de un arte táctil. Juntas, estas contribuciones nos obligan a pensar en el tacto de nuevas maneras y a hacerlo no simplemente alrededor de él.

La historia del tacto, tal como se presenta en The Book of Touch, está tejida por numerosas hebras. Los ensayos que se ocupan de tiempos pasados de la historia occidental describen una época en que el tacto era un medio esencial para la interacción con el mundo, cuando el besarse en sociedad era universal, el combate mano a mano dominaba las estrategias bélicas, el tacto era un medio curativo reconocido, y los comensales sumergían sus dedos en los platos comunales. Al incorporarnos al período moderno encontramos muchos de estos usos anteriores del tacto circunscritos, al mismo tiempo que la vista se promueve como manera civilizada y racional de referirse al mundo y relacionarse con él. Sin embargo, como describe John Crowley en su ensayo, durante el período moderno también observamos una cultura del confort que progresa y en la cual el sentido del tacto se resguarda y se cuida cada vez más. Otros escritos evidencian también las maneras mediante las cuales el sentido del tacto se ha reconducido en paralelo al progreso y a la modernidad.

Las dos secciones del libro que tratan el concepto de género y tacto no pretenden una cobertura comprensiva del tema, sino que se esfuerzan en examinar históricamente las cuestiones clave en la construcción cultural de identidades táctiles masculinas y femeninas. Classen comenta que los temas centrales del trabajo de las mujeres y de la sociabilidad de los hombres emergieron mientras ella recopilaba material referente al género y al tacto. Sorprendentemente, estos temas contrastan con la asunción generalmente establecida de que los hombres se orientan hacia el trabajo mientras que las mujeres están especialmente predispuestas al trato personal, demostrando posibilidades en que los casos contrarios son perfectamente válidos y correctos.

Dado que la investigación cultural del tacto es un campo académico emergente y que el tacto, a menudo, ha estado ausente en temas en los que debería jugar un papel central (como la sexualidad), Classen probablemente no ha sido capaz de encontrar todos los ensayos que le hubiesen permitido cubrir el amplio abanico de materias que deseaba tratar. Sin embargo, y como compensación, presenta un gran número de contribuciones destacadísimas y que ofrecen aproximaciones novedosas, atractivas y de calidad, al papel ejercido por el tacto en la cultura.

Mientras que los ensayos contienen la sustancia del libro, mucha de la esencia de The Book of Touch transpira a través de las rendijas que representan los extractos y citas entre las piezas. Estos extractos se han extraído de obras clásicas y contemporáneas por su capacidad de transportar, con sólo algunas palabras potentes, la diversidad de comportamientos con que los seres humanos son capaces de interactuar entre ellos y con el mundo a través del tacto. Como el musgo en los bloques de una pared de piedra, estos extractos sujetan y amoldan la estructura circundante, agregando interés y vitalidad al conjunto. También hacen que The Book of Touch sea un libro referente así como una antología. Más que intentar tejer las numerosas cuentas en una narrativa continua, como en un texto estándar, Classen las deja estáticas para animar al lector a que cree sus propias aproximaciones al significado, suplantando o complementando los pedazos presentados con material de su conocimiento y experiencia.

Dado el énfasis puesto en la experiencia cultural, The Book of Touch no ofrece una información científica de relevancia sobre el tacto. Classen opina, sin embargo, que el intento de explicar la cultura táctil mediante modelos científicos es más informativo de la cultura de la ciencia que de las bases científicas de la cultura. Probablemente, un libro del tacto escrito por científicos —en lugar de antropólogos y sociólogos— hubiese sido muy diferente, aunque en ningún momento enfrentado al actual.

Otro aspecto destacado del libro es la representación que incluye de las concepciones del tacto en culturas no occidentales. Occidente no puede presumir de tener la última palabra en este ámbito cuando son tantas las tradiciones táctiles notables que se observan en el mundo. La noción de una historia cultural del tacto, de hecho, implica la existencia de una antropología cultural del tacto, y por tanto, si el tacto tiene una historia cultural, éstas deben ser muchas y variables en paralelo a cómo varían las culturas. Esta diversidad surge en The Book of Touch de toda una gama de ensayos y extractos llamativos que exploran temas como la experiencia del dolor, la «tactilidad» de género, el cuerpo conquistado, y la terapéutica táctil a través de las diferentes culturas.

Un buen libro del tacto no sólo debe marcar al lector, debe dejar una impresión íntima y perdurable. Esto es algo que consigue The Book of Touch. La temática global del libro es la elaboración cultural del tacto, pero en su interior radica la experiencia personal de los individuos, y es esta vibrante base la que le otorga capacidad de impactar (y acariciar) al lector.

Más información:
Constance Classen (ed.): The Book of Touch, Berg Publishers, Sensory Formations Series, Nueva York, 2005. ISBN: 978 1 84520 059 6.


 


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