Nuestra época debe ser especial porque muchos científicos se
sienten impulsados a intentar un asalto serio y riguroso a una de las preguntas
más antiguas y desafiantes: ¿cómo adquieren los seres humanos su conocimiento
sobre el mundo y sobre sí mismos?
Este venerable ámbito de interrogación, dominio exclusivo de
la reflexión filosófica, ha sido permeado recientemente por incursiones audaces
y fecundas desde las trincheras científicas. Si descontamos los anticipos
pagados por unos editores prestos a inundar el mercado con productos con
etiquetas tan prometedoras como "La conciencia explicada", "Cómo
funciona la mente", "La sensación de lo que
ocurre","Imágenes de la mente", y otras parecidas, sospecho que
la perseverancia en construir explicaciones sistemáticas y factibles de las
secreciones mentales debe responder a otras motivaciones.
El florecimiento de la neurobiología en décadas recientes, y
de la neurociencia cognitiva en particular, aparece como la fuerza más plausible
detrás de muchos de aquellos intentos. Las nuevas empresas requieren horizontes
de conquista y reclaman, al inicio, tanto territorio como puedan avistar con el
fin de garantizarse rendimientos potenciales. Por tanto, no es extraño que, una
vez lanzado el programa de investigación que describe las propiedades mentales
de los sistemas neuronales, los esbozos o mapas provisionales de la empresa
global proliferen, debido especialmente a las señales de progreso que emergen a
un ritmo cada vez más trepidante.
En este libro, Óscar Vilarroya nos conduce a un viaje
particularmente inspirado por las sutilezas del mundo del cerebro/mente.
Gracias a su contacto privilegiado con un "K" omnisciente, que posee
ya la descripción detallada de cómo los humanos (o criaturas análogas) sienten,
piensan y se comportan, Vilarroya propone una conjetura tentadora y de gran
alcance sobre cómo el cerebro construye un ensamblaje fantástico, aunque
físico, (el "sistema cognitivo") que contiene todas las claves para
descifrar las particularidades del extravagante tapiz que solía recibir el
nombre de "espíritu humano".
El eje de la propuesta es la experiencia vivencial. O, mejor
aún, "instantes de experiencia vivencial". Este es el punto nodal de
todo el andamiaje: los cerebros humanos no producirían sentimientos o
pensamientos, deseos o creencias, si no fuera por su habilidad para detectar,
grabar y acumular "instantes de experiencia" que nacen de sus
interacciones más virginales con el mundo externo o interno. Estas "instantáneas
vivenciales" espontáneas, sincrónicas, vívidas y evocables funcionarían
como las unidades operativas que discernirían los estratos cruciales y las
relaciones entre situaciones intimas en el mundo del cerebro/mente.
En su indagación para explicar las raíces últimas y los
procesos centrales de la cognición, Vilarroya derriba toda una serie de
artefactos erigidos durante siglos por una tradición dedicada a interrogarse
con la naturaleza del entendimiento humano: desde los objetos perceptivos a los
conceptos, y desde representaciones a las herramientas comunicativas; los
ámbitos clásicos, o módulos, del cerebro/mente retroceden hacia los
"instantes de experiencia" conectados a través de trayectos
evocativos. Empleando la manera tradicional de referirse a los procesos psicológicos,
supongo que la conjetura de Vilarroya podría ser definida de la siguiente
forma: el tejido neuronal configura una red que se extiende desde los sensores
a los efectores, y gracias a sus diferentes focos atencionales y registros de
memoria activa crea los "instantes de vida" que resultan en eventos
cognitivos. El resto son adiciones a este circuito elemental.
Durante un festín socrático a la hora del té entre Alicia y
su No-Profesor, nos adentramos en una exploración fascinante y exigente, salpicada
con una profusión inacabable de anécdotas inocentes, ejemplos lúcidos y
aforismos sorprendentes en un continuo viaje de ida y vuelta entre Arkadia (un
experimento metafórico para ilustrar el funcionamiento del pensamiento
diseccionador de Vilarroya) a la Tierra. Visitamos las fronteras de la ciencia
cognitiva contemporánea con la asistencia de un guía que combina encanto,
ingenuidad, curiosidad y entusiasmo al servicio de las perplejidades de un
cerebro inmerso en un mundo siempre cambiante.
Yo hubiera preferido encontrar, ocasionalmente al menos,
incursiones que contrastaran las ideas propuestas con lo que ya sabemos sobre
las propiedades de los sistemas neurales, con el fin de ver si el anclaje es
factible o tiene todavía brechas insuperables. Y me hubiera asimismo gustado
ver sugerencias específicas sobre los requerimientos mínimos del "instante
de vida", y qué tipos de medidas serían concebibles. Sin embargo, este
deseo proviene de mi propio punto de vista, que tiende a buscar sustratos
"moleculares", aunque es una tarea para desarrollos futuros. Mientras
tanto, les invito a detectar inconsistencias, dificultades o artificios en un
escenario que parece robusto y frágil al mismo tiempo.
Más información en [PERCEPNET]:
CIENCIA: Una hipótesis sobre cómo siente,
piensa y se comunica el cerebro. Por Óscar Vilarroya
Más información:
Óscar Vilarroya: La disolución de la mente. Una hipótesis
sobre cómo siente, piensa y se comunica el cerebro, Tusquets Editores, Colección
Metatemas, Barcelona, 2002. ISBN: 84-8310-804-6.
La versión inglesa de este libro ha aparecido simultáneamente en Éditions Rodopi
con el título de The Dissolution of Mind.
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